jueves, 23 de octubre de 2014

Que maduren las frutas, yo quiero crecer.

"¿Qué querés ser cuando seas grande?" Esa pregunta invita a soñar, a fantasear. Lo que no te avisan cuando te hacen esa pregunta es que la parte que dice "cuando seas grande" en realidad es un aviso. Después de hacerte esa pregunta deberían decirte "Mirá que de acá a que seas grande yo y muchos como yo nos vamos a encargar de hacerte creer que la respuesta que nos des no es más que un sueño, un vuelo. Ser grande no es una cuestión de edad, cuando digo 'cuando seas grande' me refiero a cuando hayas dejado de creer que podes vivir haciendo lo que querés, lo que soñás, cuando ya no creas que podés vivir volando. Yo y muchos como yo, nos vamos a encargar de que creas que ser grande es perder las alas."

Hace poco me hicieron una pregunta que, la verdad, creí que no iba a volver a escuchar: "¿Pensás vivir de la música?" Vale la aclaración, esa pregunta no es "La pregunta" si no viene acompañada de un tono sarcástico, una mirada despectiva y un "Buah" levantando las cejas ante el "Sí" rotundo que se recibe como respuesta. Teniendo 25 años y estando en un momento muy particular de mi vida, en muchos aspectos, me encuentro, otra vez, frente a la pregunta. Yo respondo que sí con certeza pero cuando llego a mi casa me cuestiono y dudo de mí. Algunas personas de mi edad, con las que he compartido sueños, realidades y fantasías, se encargan también de hacerme sentir una especie de Peter Pan, de niño eterno, de pibe que le falta madurar. Gente que parece creer que crecer es dejar de pensar en sueños para empezar a vivir lo que ellos toman como única posibilidad real, la única realidad posible... Y entre todo mi cuestionamiento y mis dudas me doy cuenta que en parte tienen razón: crecer es dejar de pensar en sueños, es dejar de pensar en volar... Dejar de pensar y empezar a intentar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario