lunes, 17 de noviembre de 2014

Tesoros (de una cajita de cartón)

Abrí una caja vieja que tengo, donde guardé un montón de cartas, cartitas, dibujos, dibujitos, distintas expresiones de afecto de montones de personas con las que tuve distintas relaciones en distintos momentos y etapas de mi vida... La agarré decidido a tirarla, un poco por sentir que era dar un paso para adelante. Me puse a leer y al encontarme con todo eso, un poco de risa me causó. Muchos "para siempre", "nunca", "lo mejor", muchas palabras muy contundentes que vistas hoy parecen haber sido sólo palabras que representaban un tiempo tan efímero como lo que se tarda en leerlas.
Pero cuando me disponía a terminar y tirar todo me di cuenta de algo: No son sólo palabras, en esos papeles y telas hay, además de palabras y dibujos, tiempo. Tiempo que alguien tomó para tratar de demostrar, explicar o simplemente plasmar algún tipo de pensamiento o sentimiento que esa persona tenía. Y no cualquiera te da su tiempo si no es por amor (y no me refiero al amor de película romántica, me refiero al amor en general, al que hace que todavía respiremos).
Entonces me detuve ¿Cómo podría tirar algo que se hizo por amor sólo porque se me ocurrió que un papel me estaba atrapando? El papel no me atrapa a mí, las palabras no me atrapan a mí. Esas palabras, esos papeles, atrapan un instante del tiempo, tienen guardadas en un bolsillo un montoncito de amor y si tirara eso, sería como tratar de meter mi mano en su bolsillo. No, yo no puedo hacer eso. Es una idea algo tirana. Yo sólo puedo reír, reír al verlos pasar, al ver esa burbujita del tiempo con sus historias pasadas y recordar que ni "siempre" ni "nunca" ni "lo mejor" son absolutos. Que el flaco tenía razón, mañana es mejor. Tan mejor como "lo mejor" y tan mañana como "siempre" o "nunca". Que todo el tiempo, a cada instante, es hoy, es ahora y eso es lo único que no va a cambiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario