martes, 6 de enero de 2015

Las cosas importantes

Me gusta. No la conozco mucho pero conozco lo suficiente, las cosas importantes. Conozco su tono de voz cuando canta, sé que le gusta la música, al punto de emocionarse hasta las lágrimas con ella, y sé que baila con una sonrisa en su cara. Y no sólo conozco esas cosas, las importantes, sino que además me gustan.
Conozco, también, algunos datos de color, que pueden ser de alguna utilidad pero no son los verdaderamente importantes. Como por ejemplo su nombre, está claro, pero ¿para qué sirve su nombre? No tanto para identificarla, sabemos que los nombres no son únicos y además prefiero sus ojos, su pelo, su perfume. ¿Para llamarla? No quiero llamarla, quiero alcanzarla.
Sé que no es mucho lo que conozco pero está en la calidad, no en la cantidad. Y esas cosas que conozco, me gustan tanto que me dan ganas de conocerla más en profundidad: Es que me gusta su boca, por ejemplo, en la distancia que la conozco. Ahora quiero acortar esa distancia, conocer su boca con la mía, mis ojos en los suyos, su cuerpo con el mío, mi alma con la suya.