martes, 26 de julio de 2011

Montaña rusa

A veces no podés esperar para comer y te quemás la lengua, a veces esperás tanto que perdés el hambre. A veces dormís 12 horas, a veces no dormís. A veces te cansás de moverte tanto, a veces no te podés mover. A veces escribís 3 canciones en un día, a veces no escribís. A veces no decís nada y todos se dan vuelta a mirarte, a veces gritás bien fuerte y es como si nadie te escuchara. A veces das sin esperar nada a cambio, a veces te gustaría que te presten algo. A veces querés, a veces necesitás. A veces podés, a veces no querés. A veces parece que sí y resulta que no, a veces parece que no y resulta que no. A veces no parece y es. A veces una sonrisa te alegra el día, a veces te gustaría poder sonreír. A veces buscás las palabras, a veces salen solas. A veces querés seguir, a veces tenés que hacerlo, a veces simplemente parás. A veces las cosas no terminan, a veces hay que cortar de cuajo. A veces la clavás al ángulo, a veces estás en offside. A veces la vida te pide a gritos que te mates, a veces te hacés el sordo. A veces tenés motivos, a veces simplemente te reís. A veces es una de esas veces, a veces no.

viernes, 15 de julio de 2011

Que se caigan nomás...

Aún no salgo de mi asombro... Una canción, una sola canción y te cambia el día. Y no es una canción nueva o a la que le descubriste algo que no habías escuchado antes. Es una canción escuchada incontables veces. A veces con atención, a veces de fondo, a veces en la versión original, a veces en vivo con algunas variaciones. Muchas, muchas veces. Pero uno viene con su día, con sus mambos, muy tranquilo, sin mayores exaltaciones. En eso escuchás un tema, que te lleva a escuchar algo distinto a lo que venías escuchando y empiezan a sonar, en una especie de sintonía medio extraña, Radiohead, REM, Led Zeppellin y Pink Floyd. Ahí es cuando se desvirtua todo, cuando empieza Pink Floyd. Seguís muy tranquilo, arranca el primer tema de los que tocaron sonar de Floyd: Hey you y ahí ya la cabeza baja un par de revoluciones, aunque se te vienen mil imágenes a la mente, incentivadas y pintadas por el movimiento de la canción. Es una sensación bastante extraña (lo que no es extraño es que la genere esta "bandita"). Pasan un par de cosas más, seguís bajando, te vas adormeciendo (ayudado, también, por el sueño incontralable que te aqueja desde hace un par de horas) y casi como si hubiera alguien mirándote, investigando cómo las canciones te van afectando y acomodándolas para llevarte vaya uno a saber donde en un estado que vaya uno a saber cuál es, empieza a sonar Comfortably numb. Qué quilombo señores, qué quilombo. El cuerpo se relaja completamente, se adormece confortablemente y la cabeza... UF ! La cabeza. Tantos sonidos, tantas imágenes. Y la canción que las va guionando, las acomoda a piacere, te lleva a ese lugar que no sé, con esa sensación que no entiendo. La cadencia de acordes, las voces, los ecos, los sonidos, los instrumentos en su individualidad, los instrumentos como un todo, la guitarra... ¡Esos solos de guitarra! Ante esa sensación no desconocida pero sí inexplicable me veo en la necesidad de comentarla, tratar de encontrarle un sentido, una forma, una palabra que la describa y me encuentro con esto: "I can't explain, you would not understand... I have become comfortably numb". ¿Acaso da alguna respuesta? En lo más mínimo. Pero sí me remite a la primera conclusión: Aún no salgo de mi asombro. ¿Cómo alguien tocando su instrumento, puede tocarme mucho más que con sus propias manos? ¿Cómo algo intangible mueve hasta el último nervio de mi cuerpo? ¿Cómo cada nota llena un pedazo de lo que soy? ¿Cómo me enamora cada vez más? ¿Cómo me genera cada día una sensación nueva? ¿Cómo soy tan afortunado de poder tenerla tan cerca? No salgo de mi asombro y la música no sale de mí.

Los invito a deleitarse con una de sus tantas versiones: