lunes, 20 de octubre de 2014

Ser o no ser (inteligente)

Alguna vez mi madre me contó que en el colegio le dijeron repetidas veces algo así como "Su hijo es un chico muy inteligente pero es vago". Luego ya de dos, tres o quizás más veces de escuchar esa afirmación, un día, ante una nueva reiteración del planteo, dio una respuesta que me pareció sencillamente exquisita: "Mi hijo no es inteligente, mi hijo tiene gran capacidad. Si fuera inteligente, haría buen uso de ella."

Cuando me lo contó sólo atiné a poner cara de asombro y decir, con una corta risa, "Ja, claro. Es tal cual". Es que ser inteligente no es tener muchas cualidades y recursos intelectuales, es hacer buen uso de ellos. La velocidad para las cuentas, el conocimiento de la historia, de la cultura, la cantidad de conocimiento no miden nuestra inteligencia. Ser inteligente es otra cosa, ser inteligente es saber leer no textos sino contextos, no es dar respuestas sino soluciones, no es decir todo lo que sabemos sino saber cuando callar.

Inevitablemente todo esto me hace pensar en la llamada "Inteligencia emocional" y es que ahí está la papa. Entender nuestras emociones, nuestros sentimientos y lograr actuar adecuadamente no sólo en base a ellos sino también para ellos.

Hoy, pensando, esa inteligencia emocional me ayuda a entender que quizás lo más inteligente sería dejar de pensar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario