lunes, 13 de junio de 2011

Definitivamente

No sé qué escribir... ¿Un chiste? Na ¿Una catarsis? ¡No! ¡Por favor! ¡Basta de eso! ¿Un cuento? ¿Sobre qué? No sé ¿Una opinión? ¿Sobre qué? No sé ¿Una canción? ¿Sobre qué? No sé. Por ahí pasa la cuestión. No es que no haya nada para decir, o escribir, o en qué pensar... Es que hay demasiadas cosas y ya no sé qué agarrar del montón. Es como cuando estás solo en tu casa, lo primero que pensás es "¡Voy a poner un buen disco bien fuerte!" vas a donde tenés todos tus cds guardados y ves columnas y filas interminables de cds y los empezás a ver y te resultan todos aburridos. Pero está claro que no lo son, sino no estarían ahí, te encantan pero por algún extraño motivo ninguno te entusiasma al verlo. O disponerte a jugar a la Play y no encontrar un sólo juego que te invite a ponerlo en ese momento. O agarrar la guitarra y no lograr salir de una cadencia de acordes ya conocida y repetida hasta el hartazgo. Podría seguir enumerando ejemplos pero creo que ya logré mi punto. Lo raro de todo esto, es que esa situación no me enturbia, no me fastidia. Estoy en un estado televisorezco de stand by horrible. Con la pantalla apagada, pero con tantos colores y sonidos tras ella que hay que separarlos por canales para no volvernos locos en un estruendoso chispazo multicolor. A mí me falta eso, separar las cosas, es toda una gran masa de ideas y pensamientos y situaciones y reflexiones que no terminan nunca, porque ninguna es sacada de la bola y empezada en realidad. Para eso hay que prender la tele y yo estoy en un stand by profundo. Así que, sin salir de este estado, me encuentro con unos capítulos de Padre de Familia, unos videos de Stevie Ray Vaughan, unos temas de B.B. King y algunas cuantas palabras. Y al mismo tiempo que el blues, se acabó lo que se daba.

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