martes, 24 de mayo de 2011

Cuando un amigo se va (bis)



Llueve, hace frío y está gris. Gris el cielo y gris el alma. No tan lejos de las cinco de la tarde para de llover o eso creo, no me importa ya, la verdad. Los pies, las manos y al parecer también los huesos, duros, fríos. Caliento una pava, lleno el mate, lo agarro con las dos manos mientras veo el humo subir. Me abrazo a su calor y me lo llevo hasta el estómago. Buenos Aires se lamenta. Yo todavía no lo sé. Una llamada y la voz apagada, entrecortada, buscando las palabras (o quizás no queriendo enunciarlas) de mi madre cambian la situación. Ahora lo sé. Buenos Aires se lamenta. El mate se torna extrañamente dulce, aunque no tiene ni una pizca de azúcar. Su sabor no se compara con la amargura de esta sensación grisácea. De esos segundos de mente en blanco, seguidos de colores caóticamente indescriptibles. De ese instante en que el cuerpo pareciera olvidar su mecanismo. Se detienen los pulmones, se cierran todas y cada una de sus válvulas y no sale, ni entra, una molécula de oxígeno. En mi torpe boca no existen palabras, se achancharon, se habrán escondido en algún lado, sólo encuentro un suspiro, un fuerte suspiro y todo empieza a funcionar de nuevo. Cuando me doy cuenta, pasó un rato largo que estuve sentado quieto, funcionando sólo por inercia. La misma inercia que me lleva a poner una canción y encontrarme con estas palabras, que de a poco salen de su refugio. Pasan otros diez minutos de mirar la nada y pensar en todo. Buenos Aires se lamenta, llora su lamento gris en incesantes lágrimas de lluvia. Yo me revuelco entre notas y letras que me embalsaman en un quilombo de colores insoportables. Por momentos vos en una cama, por momentos vos riendo. Buenos Aires se lamenta. Se me aprieta el corazón, una cinta negra alrededor. Negra no por luto, negra como vos, en honor a vos. A vos que supiste regalarme unas cuantas risas y tantas otras sonrisas. Que sos un ejemplo de lucha sin haberte peleado nunca, pero habiendo peleado tanto. Creo que no tenés idea de que te quiero. Hay un montón de gente que te quiere y ya te extraña. Somos un montón. Buenos Aires, Santa Fe, España, Honduras, jóvenes, no tan jóvenes, viejos y tu semilla hecha flor nos lamentamos.

Hasta siempre Negro querido

Tu sonrisa en la memoria y una cinta negra en el corazón.

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