martes, 14 de diciembre de 2010

Murga es Pueblo y Carnaval

"No, mañana es el primer sábado de carnaval" respondió a la invitación de un amigo de salir a tomar algo. De haber dicho que sí no hubiera sido la primera (ni la última) vez que lo hiciera, pero esta vez era distinto. La mochila que cargaba este año era grande, grande y pesada. Por lo que una vez descansado se despertó, con el tiempo justo para ver cómo venía el clima (primero por la ventana, después en el diario y, para descartar sospechas, en la tele), picar algo, ponerse la camisa y el pantalón, agarrar el traje y salir.

Llegando a destino empieza a respirar ese aire cargado de ansiedad y nervios, de fácil reconocimiento para aquel que lo sintió alguna vez. Se encuentra con algunos ya cambiados, preguntando cuándo arrancan y apurando a los otros, quienes, sabiendo que todavía falta, aprovechan para tratar de relajarse. Máscara completa, sonrisa dibujada y al micro.

Del otro lado del vidrio se vive un sábado más, paseos, compras, cafés, trabajo. Como si viniera de otro mundo, un mundo que no conoce de todo eso, este micro naranja viene saltando al son de su latido, que nada tiene que ver con su motor ni su mecánica. Es la gente que va en él, que de a poco va aflojando la carga de su vida, aligerándose el corazón y dándole más fuerza a sus gritos.

A dos cuadras se pueden divisar el vallado y los banderines de colores que delimitan el campo de juego. Es él contra su tristeza. Si bien es un partido de uno sólo, no es el único que se juega. Cada uno que está ahí tiene un superclásico, una final de campeonato. Suena el bombo inicial y es energía pura, su sonrisa ya no está dibujada, las penas van abriendo cancha y llega el momento decisivo. Mano a mano, su dolor y él. Ya no lo puede gambetear, no le queda más que cerrar los ojos y patear, patear lo más fuerte que pueda.

Al abrir los ojos se encuentra a varios centímetros del suelo. En un segundo eterno, mientras siente como va cayendo su mochila, recuerda lo que es para él el carnaval, mira a Momo y le agradece la posibilidad de aguantar un año más.



Te espero Febrero. Con ansias te espero.

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