miércoles, 20 de abril de 2011

Discursos

El silencio habla,
las miradas dicen.
No emitir sonido no es callar.

Tus ojos contradicen
los dichos de tu boca
y ella misma no se encuentra al balbucear.

Y además de todo esto
hay otro desacuerdo,
el que tu cuerpo genera al accionar.

Vas perdiendo tu sentido,
ya no existe, ya se ha ido,
y esta historia se repite una vez más.

Cada vez que estás hablando,
con tu ombligo siempre al lado,
ese monstruo que no te deja pensar.

Yo no sé si sos conciente y te das cuenta
que hasta Dios perdió la cuenta
en tus chamuyos y demás.

Que cada vez es más tu abuso,
cada vez yo más me aburro
y ansio el momento en que callás.

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